Duannis León Taboada, un joven cubano condenado a 14 años de prisión por manifestarse pacíficamente durante el estallido social del 11 de julio de 2021, se encuentra en huelga de hambre desde el 18 de julio. Sin acceso a atención médica, sin alimentación y sufriendo una enfermedad renal congénita, su vida se apaga mientras el régimen cubano guarda silencio.
Su madre, Yenisey Taboada, ha plantado su cuerpo y su dignidad frente al penal Combinado del Este, donde su hijo agoniza tras más de siete días sin ingerir alimentos. “Déjenme salvar a mi hijo”, implora en declaraciones públicas, denunciando que el Estado cubano no solo lo castiga con prisión injusta, sino que ahora lo condena a la muerte por abandono.
“Hace días que no lo veo. Solo me permitieron escucharlo brevemente por teléfono. Está débil, está solo… ¡y se está muriendo!”, afirmó entre lágrimas. La mujer, que ya sufrió un accidente cerebrovascular en 2024 tras conocer que su hijo fue golpeado dentro del penal, acusa al sistema penitenciario cubano de negligencia criminal.
Duannis fue arrestado con 21 años y procesado por el delito de sedición, una figura jurídica usada de forma sistemática para castigar a cientos de manifestantes del 11‑J. Su juicio fue un montaje: sin pruebas sólidas, sin defensa real y en un tribunal subordinado al poder político. Su condena original fue de 21 años, reducida a 14, pero cada día en prisión lo empuja más cerca de la muerte.
Organizaciones de derechos humanos, como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), Prisoners Defenders y Lumara Human Rights, han emitido alertas rojas. “El caso de Duannis encarna la crueldad de un régimen que reprime con saña, encierra sin juicio justo y deja morir a quienes alzan su voz”, afirmó un portavoz de Lumara.
🔴 LLAMADO URGENTE A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
La vida de Duannis León Taboada está en riesgo inminente. La comunidad internacional —incluyendo Naciones Unidas, la Unión Europea y organizaciones humanitarias globales— debe actuar ahora. No basta con declaraciones diplomáticas: se necesita presión efectiva, monitoreo internacional y acceso médico inmediato.
Este no es un caso aislado. Es el retrato de una Cuba donde disentir es un crimen, donde la juventud es condenada al encierro y donde las madres deben convertirse en escudos humanos para salvar a sus hijos.
“Mi hijo no es delincuente. Solo pidió libertad. Hoy está muriendo por ella” – Yenisey Taboada.
#LibertadParaDuannis | #SOSCuba | #HuelgaDeHambre